Las últimas horas del Rey Lagarto
En la madrugada del 2 al 3 de Julio de 1977, Pamela Susan Courson encontró a su novio Jim Morrison, vocalista del grupo “The Doors”, en la bañera de su apartamente muerto, aparentemente debido a un ataque al corazón. Allí terminaron los Doors y comenzó la leyenda. Nadie vió el cadáver de Jim, excepto Pamela y el forense, y el manager tardó seis días en comunicar la noticia a la prensa, con lo que aumentaron los rumores sobre su posible desaparición.
La causa mas probable de la muerte era la peligrosísima mezcla de medicación contra el asma y el alcohol que ingirió, aunque en Abril de 1991 Alain Ronay contó a la revista Paris Match lo que según él le dijo Pamela en aquellos momentos de excitación: “Aparentemente el 2 de Julio, Jim esnifó algo de heroína que Pamela le consiguió esa tarde”.
Por la noche ambos tomaron otra gran dosis de esa droga, y Jim empezó a escuchar todos los discos antiguos de los Doors. Después de que ambos se fueran a la cama, Jim esnifó algo mas de heroína y aparentemente se quedo dormido, mientras la canción “The End” sonaba por todo el dormitorio”. Sin embargo ni la policía ni el médico Max Vassille dejaron nota de ningún síntoma de sobredosis, además de las opiniones de amigos íntimos de Jim que aseguraron que le tenía un enorme terror a la heroína, incluso Pamela tenía que esconder dicha droga para que Jim no se enterase.
Más de cincuenta años después, la tumba de Jim Morrison sigue siendo lugar de culto para muchos y de profanación para otros, hasta incluso algunos dudan si verdaderamente está enterrado allí.