El universo del rock nos tiene acostumbrados a maravillarnos con aquellas mentes brillantes que han surgido a través de la historia; genios que vinieron a este mundo con el único propósito de regalarnos su talento e inscribir su nombre en los anales del rock, no obstante, son muchos los que han pagado un alto precio por la fama, incluso dejando la vida o como en este caso el talento sobre los escenarios.
Es el caso de nuestro invitado de hoy, Michael Matijevic o Miljenko nombre real de este croata, vocalista de la banda estadounidenses Steelheart, que a fines de los 90 arrasaba en gran parte del mundo gracias a dos Power Ballads; “She´s Gone” y la delirante “I¨ll Never Let You Go (angel eyes)”, la atracción de la banda indudablemente era Mijlenko, bendecido por Calíope, Ceres, Frejya y todos los Dioses de la música juntos; portador de una voz increíble, casi un sol 10.
Cuando se le oía cantar era inevitable que se erizaran los pelos, es cierto que la tecnología de grabar en estudio hoy hace que hasta el “anda a laar” quede cantando como Tarja Turunen (véase a los prodigios del trap), sin embargo en vivo la cosa cambia, lograr poner al mundo a tus pies, desmitificando falsetes y todo eso que solo pocos pueden vanagloriar, eso es lo que Matijevic lograba en cada una de sus presentaciones, lamentablemente la vida le jugó una mala pasada que marcó su futuro penosamente.
Fue en Denver, Colorado, siendo teloneros de Slaughter, cuando en medio de su actuación una torre de iluminación cayó sobre él causándole serios daños, tras lo cual la banda hace un largo receso mientras dure la recuperación de Matijevic, tras este episodio no se supo mucho de nuestro amigo, sin embargo casi 10 años después del accidente vuelve como todo un Rock Star, invitado para ser la voz de Mark Wahlberg justamente en la película Rock Star (2001).Pasado el éxito de la cinta, nuevamente Matijevic cae en las sombras sin volver a conocer de las bendiciones de la fama, y lo que es peor, sufriendo el desgaste natural y perdida de una voz maravillosa, una de las mejores que los amantes del rock y de la calidad vocal disfrutamos.
Este obsequio se los dejamos por aquí, y el que no reconoce a un grande, lo desafiamos a que al menos llegue al minuto 1:30 en esta canción en donde no creerás que llegue más alto, sin embargo, el tipo te sorprende hasta el final, disfruten roquerillos del ayer, y a los de hoy…alternen sus sentidos musicales.
Pablo Chávez Bastidas