George R.R. Martin compara los dragones de ‘El Señor de los Anillos’ y de ‘Juego de Tronos’ y confirma novedades sobre ellos
Los dragones son criaturas mitológicas que suelen aparecer en los productos de fantasía, aunque su representación suele diferir bastante en función de cada obra. George R.R. Martin, autor de ‘Canción de Hielo y Fuego’ y uno de los responsables de las series ‘Juego de Tronos’ y ‘La Casa del Dragón’ ha reflexionado sobre esta cuestión y ha explicado cómo concibe a estas criaturas. Las ha comparado con los de otras novelas como ‘El Señor de los Anillos’ o ‘Eragon’, al tiempo que ha recordado uno de los errores que se cometieron al adaptar su saga a la televisión.
“Cada cultura tiene sus propias versiones de los dragones: los chinos no tienen alas y no respiran fuego, dan buena suerte. Los dragones tradicionales de Occidente traen sobre todo fuego y muerte, pero los fantasistas modernos han jugado mucho con eso también. Los dragones de ‘Eragon’ y de ‘Cómo entrenar a tu dragón’ son muy distintos a los míos (que no tengan dientes es hasta mono”, ha escrito. “Los dragones de Tolkien siempre han sido malvados, sirvientes de Morgoth y de Sauron. Eran similares a sus orcos y trols. J.R.R. Tolkien no hizo dragones amistosos, aunque eran inteligentes y Smaug hablaba”. Los de Martin, en cambio, tienen cierto grado de inteligencia, pero no pronuncian palabra alguna.
“Antes del Smaug de Peter Jackson el mejor dragón que se vio en el cine fue Vermithrax Pejorative en ‘Dragonslayer’: dos patas, dos alas, peligroso, lanza fuego, vuela, no habla” y no se deleita con el oro. “Una inspiración para todos los amantes de los dragones”.
Martin ha recalcado que sus dragones “no hablan”, que “son relativamente inteligentes”, pero que “siguen siendo bestias”. Forjan un vínculo con “algunos hombres”, algo que explicará en ‘Vientos de Invierno’, la esperada nueva novela de la saga, que todavía no tiene fecha de publicación. “Como los lobos, los osos y los leones, los dragones pueden ser entrenados, pero nunca domesticados del todo. Siempre serán dragones”. Tienen sus propias personalidades y en ocasiones la reflejan en sus propios jinetes gracias al vínculo que mantienen. “No les importa ni el oro ni las gemas, no más de lo que un tigre le importaría”.